El esquema cromático seleccionado se basa en una paleta suave y natural, donde el blanco roto y los tonos beige aportan luminosidad y amplitud al espacio. El azul, presente en la colcha y los cojines, añade un toque de frescura y se alinea con un estilo isleño y playero. El contraste con las cortinas en azul profundo enmarca la ventana y permite modular la luz natural, generando diferentes atmósferas según el momento del día.

El uso de texturas naturales es un acierto en este diseño. El cabecero de ratán trenzado introduce un elemento orgánico y artesanal, aportando calidez y carácter al dormitorio. Los textiles de la cama, con su mezcla de tejidos ligeros y agradables al tacto, refuerzan la sensación de confort. La pared principal, revestida con un papel tapiz de textura suave, añade un sutil dinamismo visual sin recargar el ambiente.

El mobiliario se caracteriza por su funcionalidad y estilo atemporal. Las mesitas de noche en blanco y ratán natural armonizan con el cabecero, manteniendo una línea estética coherente. Las lámparas de mesa, con su diseño minimalista y luz suave, crean un ambiente acogedor ideal para la relajación. En un rincón del dormitorio, una butaca gris oscuro complementa el espacio, ofreciendo un área de descanso o lectura.

Un elemento clave en la decoración son los remos decorativos colocados sobre la cama, un guiño sutil al entorno marítimo que refuerza el concepto del diseño. Además, el pequeño cuadro junto a la butaca introduce un toque artístico sin desviar la atención del enfoque general del diseño.